Pequeña historia del cine Snuff.
28-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Por Sr. Menard
En el año 1976 un grupo de apasionados por el cine gore quedan fascinados por la publicidad de una película que prometía “lo mas sangriento que nunca se haya filmado, un asesinato frente a la cámara”. Encantados por la oferta y por ese extraño narcótico que es la publicidad entraron en la sala … el encanto duro poco, el nivel de violencia era insoportable y terminaron aborreciendo lo que acababan de ver.
Lo espeluznante de la cinta no se encontraba en los exagerados chorros de sangre ni en los grito aterradores a un volumen saturado de la victima, sino en el asesinato real que sucedía frente a las cámaras. Esta película era “snuff” una película dirigida y producida por el matrimonio Findlay, que casi instantáneamente comenzó a correr por el circuito del underground neoyorkino. Nadie podía creerlo: ¡un asesinato ante la cámara!. Con este hecho se iniciaba el mito del cine snuff. Y parte, en apariencia, con el hecho de que hay al menos una persona que no representa el papel del asesino, sino que es un asesino para luego comercializar su aberración y su correlato, nadie hace de muerto, sino que lo esta. Dicho en otras palabras, parte del hecho de la no-ficcionalización de la acción en el film*, no hay metafora ni simulaciones, sino que la obra se constituye en realidad y asi debe ser tomada por el espectador.
Pasados apenas los treinta años de aquel hecho hay quienes siguen esmerándose en creer que el cine snuff es un hecho y que existe. Hoy los especialista de casi todo el mundo coinciden e insisten en una cosa: “todo fue una ingeniosa y exitosa campaña publicitaria”.
El señor Jorge Grajale, especialista argentino, en géneros despreciados y responsable, además, desde hace algún tiempo del cineclub del centro Cultural José Martí, dictamina contundente “el snuff no existe”. Es uno de esos mitos que la industria del cine se ha encargado de alimentar y retroalimentar para su conveniencia, es otro engranaje de la industria del porno-terror, que siempre de un modo u otro lo utiliza en su beneficio.
La polémica comenzó a mediado de los 70 cuando se decía que en algunos cines porno de la calle 42 de nueva york se exhibían películas donde al final asesinaban a la protagonista. El rumor corrió como pólvora hasta convertirse en leyenda urbana, pues hasta el momento nadie había podido comprobarlo, pero cierto es que, esta publicidad alento la industria del porno que venia en franca decadencia despues de las libertades sexuales que enarbolo el hippismo.
Aprovechando todo ese barullo que se estaba armando el productor Allan Shackleton vio la oportunidad. Con sus últimos ahorros pudo comprar una película al matrimonio de Roberta y Michael Findlay que habían filmado en Argentina en el año 1971, dicha película trataba de las matanzas hechas por el clan manson, pero lo cinta era de tan mala calidad que jamás se estrenó. Shackleton, para salvar su inversión, le agrego una escena final en la que se ve como el supuesto director, una ves terminada la filmación, intenta tener sexo con la sonidista, que los rechaza al ver las cámaras encendidas, acto al que responde el despreciado con una salvaje golpiza que culmina cuando le abren la panza y le sacan las tripas. Segundos después de esto la pantalla funde a negro y se alcanzaba a escuchar: ¿grabaste todo? A lo que otra voz responde – si lo tengo…, vámonos de aquí. Al final no aparece ningún crédito dando mas sensación de veracidad, pues quién pondría su nombre a algo así. Además, Shackleton, cambio el nombre de la cinta de Matanza (slaughter) a matar a alguien (snuff). En el cartel publicitario aparecía el dibujo de una mujer mutilada y ultrajada con la inscripción “snuff, la película que sólo puede haberse hecho en Sudamérica donde la vida es barata” ( idea que se ha trasladado a casi todas las películas de acción que filmó Hollywood en America del Sur). Luego de muchas investigaciones Shackleton tuvo que aceptar que había sido un montaje y que en la filmación nadie había resultado lastimado. Luego en el año 1977 apareció la película La última casa del callejón sin salida de Roger Michael Watkings, en la que se ve la mutilación de una señorita en una mesa de operaciones. Sin duda era otra cinta extremadamente violenta, pero sin muertos reales. Pero, ¿pecan de ingenuos los que creen en la existencia del cine snuff ?, ¿no sería ser demasiado benevolente con el hombre, y sobre todo con la industria del cine, el creer que no existe un cine así? Si, como dicen muchos, con una cámara de mano puede hacerse. Es probable que con una cámara en mano se puedan filmar muertes y muertos (como vemos en televisión, en documentales, en las imágenes de los corresponsales de guerra) pero en estos casos estaríamos hablando de cualquier cosa menos de cine snuff. Pues al hablar de snuff, hablamos también de una industria, de un mercado. En el cual se mata gente, se filma el asesinato, el ultraje y luego se comercializa. La condición de posibilidad del snuff, no es la violencia ni sus modos de producción, sino su comercialización, la demanda. Hay una industria del cine que comercializa con los shocks que ella misma crea y propaga.
Nacido en una época en la que las expresiones artísticas buscaban el shock por medio de la violencia y la sangre, tal vez como un último coletazo de la perdida experimentación lisérgica de la década anterior, el cine snuff se pierde hoy en un mar de violencia domestica y explícitamente aceptada.
Como último detalle conviene recordar que múltiples películas nos muestran esa “violencia aceptada”. La gran Tesis, del gran Amenabar, muestra este costado de la industria, pero la que a nuestro parecer lo muestra mas irónicamente, es muertos de risa, una película de Alex de la Iglesia. Esta termina (perdón por contar el final) con los protagonistas –ambos conductores de TV y archí-enemigos del entretenimiento- disparándose frente a cámaras con armas reales y la audiencia en el set de grabación muriendo de risa.
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* Esta máxima del snuff, puede verse como la no-ficcionalización de la acción en el film o como la ficcionalización de la vida y muerte misma. Inclinarse por una u otra es solo una cuestión de formación del receptor
Toyota Yaris – Rock in Rio y el medio ambiente
27-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Por generacion.net
El compromiso de TOYOTA con la música le ha llevado a convertirse en patrocinador social de una de las citas musicales más importantes, el festival “Rock in Rio”. A partir del 27 de junio podremos presenciar la actuación de las grandes leyendas de la música, como el sesentero Bob Dilan, la reaparición de The Police o Lenny Kravitz. Entre los españoles destaca el roquero Loquillo, que presentará su último proyecto “Balmoral”, El Canto del Loco o Estopa. Los partidarios de la música electrónica se entonarán al ritmo de los mejores dj´s del momento, como David Guetta, Carl Cox o Satoshi Tomiie. Hasta un total de setenta artistas estarán presentes en la Ciudad del Rock de Arganda del Rey y actuarán durante más de noventas horas.
La estrecha colaboración entre la organización del festival y la marca internacional de coches ha permitido la aparición del TOYOTA YARIS ROCK IN RIO. Esta nueva versión del YARIS está especialmente pensada para quienes quieran disfrutar de la buena música con el mejor sonido, no sólo durante los dos fines de semana del festival.
Para ello incorpora de serie un equipo multimedia Sound Driving. Incluye Supercat con navegador TomTom, Radio CD y 6 altavoces de excelente calidad sonora. El navegador, con software TomTom Go y pantalla táctil extraíble, dispone de conexión manos libres Bluetooth para teléfonos móviles compatibles y también de una toma auxiliar USB que le permitirá conectar su reproductor iPod o introducir canciones a través de una memoria USB.
TOYOTA se ha tomado muy en serio la lucha contra el cambio climático, y puede presumir de comercializar desde hace más de diez años el modelo híbrido “Prius”.
Como patrocinador social de Rock in Rio y en colaboración con la ONG “Apadrina un árbol”, está promoviendo la reforestación y limpieza de los montes que rodean la Dehesa de los Solanillos (Guadalajara), asolados por un incendios en julio de 2005.
Pupille
27-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Por Daniel Dorado
Ya quinto disco de una interesante banda de postrock de Tarragona con un título claramente irónico, con un sonido inspirado por bandas de culto como Mogwai o Explosions In The Sky. Desarrollos continuos melódicos que, conforme se suceden los años y los discos, se van haciendo más intrincados y elaborados. Temas densos, que exigen una gran atención para ser realmente apreciados, algo que naturalmente la banda se merece.
Grupo: Pupille
Disco: La música de moda
Sello: BCore / El diablo
www.myspace.com/pupille
Goldfrapp
27-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Por David Lastra
Seventh Tree supone más una vuelta a los tiempos del Felt Mountain que a sus dos últimos álbumes electroclash. Con un tinte más experimental Alison Goldfrapp y Will Gregory se muestran más maduros que nunca, aparcando por completo la liviandad festiva de los temas del Supernature.
Clowns, el tema que abre el disco es una clara muestra de como han cambiado las cosas, un tema puramente folk con una Alison a medio camino entre la frágil fortaleza de Cat Power y la susurrante Beth Gibbons. Con Little Bird vuelven a jugar con las atmósferas como en tiempos del Felt Mountain, recordando en numerosas ocasiones más al minimalismo ruidista de Portishead que al electro de Fischerspooner. El canto optimista del segundo single, Happiness es el tema más cercano al electroclash del Black Cherry, aún sin llegar a ser un tema masivo para las pistas (muy recomendable echar un vistazo a los remixes que Rex The Dog y Metronomy han realizado para esta canción). Aunque decepcionan un poco con Road To Somewhere, remontan el vuelo con la siguiente canción: Eat Yourself y que acaba confirmando en Some People, una canción sin muchos artificios pero de una gran belleza, en la que Alison Goldfrapp demuestra sus dotes como cantante. A estas alturas de álbum ya no podemos hacer nada, cuando ya nos tiene completamente enganchados, aparece el que será primer single del disco A&E, un tema muy decente que va ganando a medida que aumentan el número de las escuchas. Como colofón, Goldfrapp nos presentan tres temas que en su conjunto nos recuerdan al french touch de grupos como Air, especialmente con el tema Cologne Cerrone Houdini que llega a remitir a los arreglos de cuerda de Serge Gainsbourg en su faceta más experimental. Caravan Girl sigue con esa tónica francesa, pero con unos beats más anglosajones. El disco culmina con la bella Monster Love.
Se ha llegado a decir que Seventh Tree supondrá el suicidio comercial de Goldfrapp, si todos son como este, bienvenidos sean. Estamos ante uno de los grandes discos del año.
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Goldfrapp
“Seventh tree”
Mute Records
Destroyer
27-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Por Daniel Dorado
Destroyer es una de las bandas más excepciones más de la actualidad. Liderada por Daniel Bejar, más conocido por formar parte de The New Pornographers, su ya octavo disco añade a su habitual sonido folk-rock unas gotas de distorsión. Con unas letras plagadas de símbolos y autoreferencias (incluso hay una web dedicada a analizarlas), es un grupo fascinante, para perderse en él por mucho tiempo, acompañados de la embriagadora voz de Daniel Bejar.
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Grupo: Destroyer
Disco: Trouble In Dreams
Sello: Sinnamon / El Diablo
www.myspace.com/destroyer
¿Floreces o padeces?
27-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Por generacion.net
Padeces cuando floreces (tiene poco tino, pero bueno… al mal tiempo buena cara).
Corto de imaginación
Gran momento para empezar con las cremas antiarrugas; en seguida te ponen en los catorce.
Elena
Florezco y comparezco.
Alma
Yo miro a la flor y la flor me mira a mí.
Lalos
Es común padecer intentando florecer.
Provervio chino
Padezco de primaveritis aguda, consistente en largos periodos de enajenación.
Yoshi
José, llámame antes de que extingan las flores.
Tú ya sabes quién soy
Yo, enriquezco
Anónimo
Padezco: una enfermedad de hombres, la anemia de los niños de pecho, los cambios de temperatura, los mil y un cánceres de la humanidad, la fuerza de los reponedores, tu indiferencia, una bacteria sin nombre, una fiebre helada. Dulce padecer.
Anónima
Florezco al igual que lo hacen las plantas a las órdenes de la naturaleza.
Kasper
LA PREGUNTA DEL PRÓXIMO NÚMERO:
¿LIBERTAD PARA QUÉ?
Si quieres ver publicada tu respuesta arrabalesca, envíanosla a redacciondigital(arroba)generacion.net Pon nombre (real o de guerra) y tu respuesta saldrá publicada en el próximo número.
Pornografía y obscenidad
27-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Por María Velasco
D. H. Lawrence y Henry Miller son dos nombres fundamentales para las letras del siglo XX. Con sus respectivos ensayos “Pornografía y obscenidad” y “La obscenidad y la ley de la reflexión”, reunidos en este volumen, asimismo, con su obra literaria, recriminaron a la cohorte de pacatos que les acusaba de obscenos, la angustia sexual de su tiempo, que es también la del nuestro. Les reprocharon, también, la escisión dicotómica del alma y el cuerpo; les mostraron la verdadera pornografía, la de la mala literatura, la literatura de venta en grandes superficies; la pornografía de la pudenda mente del censor… Para ambos, la voluptuosidad era la única vía posible; lo imposible, era la guerra. Mientras Lawrence describía coitos edulcorados, Miller jugaba con su bragueta ante lectores de fácil rubor, arrancaba las telarañas de todos los ojos de nuestro cuerpo, se disfrazaba de moral sospechosa; utilizaba, sí, la obscenidad, conscientemente y como revulsivo.
El prólogo de Aldo Pellegrini, de extensión parecida a la de los textos de Lawrence y Miller, es tremendamente sugestivo, es a la vez poético y divulgativo. No necesita detenerse a anclar, aclarar, los textos que siguen, pues ambos ensayos están escritos con una prosa clara y extremadamente directa. Un libro lleno de sustancia, en el que encontramos el discurso de defensa de dos de los mil y un genios acusados de obscenidad. Finalizada la lectura, ellos se resuelven inocentes. El único obsceno, lectores, es el juez.
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D. H. Lawrence y Henry Miller
Editorial Argonauta, 2003
Habitaciones separadas
27-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Habitaciones separadas es un buen libro. Es Literatura. Sin sortilegios, sin trampas, sin ese cebo de la incertidumbre. Aquí ya se sabe lo que sucederá desde el comienzo, casi desde la primera línea. El mérito de la novela es la novela en sí misma, ese lujo que es la unión peculiar y rica de palabras, con el justo toque poético. El autor utiliza una frase sin barroquismos innecesarios, pero la aborda sin miedo a los elementos embellecedores: un adjetivo, una comparación, una metáfora pictórica.
El autor, famoso en Italia desde su primer libro publicado, hace un despliegue de ternura desgarrada, de triste dulzura, de desesperanza plagada de recuerdos, de nostalgia enfermiza.
Especialmente a destacar son el regreso del protagonista a su tierra natal y la descripción de la Semana Santa popular y ese sentimiento religioso que no ha sido excluido de una obra susceptible de ser considerada por algunos como transgresora, por ejemplo por la libertad, y la normalidad con la que se abordan el rincón marginal del paisaje o la dificultad de amar –con todas las letras-.
Éste es uno de esos libros en los que debería usarse una hoja pequeña, de chopo, por ejemplo, como marcapáginas. Pero no una de esas hojas verdes y frescas que arrancó la fuerza del viento. Ni siquiera una de esas hojas secas y curvadas que tientan a los niños –y a los no tan niños- a pisar, prometiendo ese crujido seco y divertido. No. La hoja ideal es aquella que ya ha sido aplastada, que está quebrada, que, página a página, hasta llegar al final, irá perdiendo parte de su esencia hasta quedar casi en nada, un atisbo de tristeza que es la batuta que conduce al invierno.
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Pier Vittorio Tondelli
Barataria, 2008
El día del oprichnik
27-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Por Jesús R. Cancela
La utopía, como sueño de la razón, puede producir monstruos. Uno de los más infames es la ucronía, esa deyección fétida consistente en una utopía, generalmente involucionista, excretada tras haberse guisado en los cuatro estómagos de la vaca conservadora.
La base de la ucronía suele cocinarse en el ámbito literario, y hasta ahí puede no ir mal; suele, de hecho, funcionar con éxito. Sin embargo, no faltan los estultos que toman la ficción por realidad posible exaltándola desde la política. Ahí radica el mayor acierto de El día del oprichnik, de Vladimir Sorokin, el de detectar el rumbo que está tomando la Rusia de hoy en día guiada por el timón de la dedocracia de los Putin y los Medvedev.
Sorokin, sin llegar –menos mal- a los límites combativos de su compatriota el escritor y líder nacional-bolchevique Eduard Limonov, sabe apuntar al poder con tino. Y es que su visión de una Rusia venidera vuelta a las formas imperiales, con élites oligarcas, tropas de choque agitadoras y ávidas de sangre y un pueblo sumiso y agradecido en apariencia, no se aleja mucho de la realidad nacional actual.
Si se añaden a la receta buenas dosis de despotismo, xenofobia, autarquía, doble moral, revisionismo histórico, se cierran las fronteras y Rusia olvida por completo que, al menos formalmente es una democracia para alinearse por entero con China, puede que Sorokin no vaya mal encaminado.
Ciñéndonos al argumento, El día del oprichnik, con un lenguaje pulcro y malicioso, describe cualquier día habitual de “trabajo” de un fanático guardia personal del emperador de Rusia en el año 2027 donde, a la moral ortodoxa más rígida, se suman los asesinatos políticos, las orgías, los enteógenos más estrafalarios o las intrigas palaciegas. Aunque la perspectiva propuesta en la novela asuste, desde aquí se recomienda su lectura.
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El día del oprichnik
Vladimir Sorokin
Alfaguara, 2008
Burguesía soñadora
27-mayo-2008 · Imprimir este artículo
Por Rubín de Celis
Leer a Drieu La Rochelle, aunque sea en nuestro idioma, es siempre recomendable. Un raro placer del que no debemos privarnos. Ahora, la editorial Artime nos regala Burguesía soñadora (Rêveuse bourgeoisie), una novela de 1937 que preludia obras mayores del autor como Gilles ─su novela más ambiciosa─, L’homme á cheval y la inacabada Las memorias de Dirk Raspe. Novela-río de claro contenido autobiográfico, a través de sus páginas reencontramos muchos de los temas recurrentes en Drieu: la descripción de una familia burguesa abúlica y fósil, los Le Pesnel, que simboliza la crisis de valores de la sociedad francesa del primer tercio del siglo pasado; una crisis que plantea la necesidad de un cambio en la moral a través de la acción directa, ya sea ésta la guerra, como en este caso, o mediante una revolución social del signo político que sea, de ahí los vaivenes radicalmente opuestos en la ideología del escritor. “Desde Blèche hasta Burguesía soñadora ─afirmó su amigo Malraux─ no vi que tomara seriamente ninguna de sus novelas”. Pues bien, lo cierto es que con esta última asistimos a la mayoría de edad de un narrador incómodo, descreído y moralista que la historia de la literatura haría muy mal en olvidar.
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Pierre Drieu La Rochelle
Artime, 2007
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